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Los ensambladores locales, que conforman el 93 por ciento de las ventas, se unieron y promulgaron un manifiesto sobre el comportamiento de su sector. Aunque esto pareciera un documento rutinario, resulta que por primera vez todas las marcas que tienen manufactura se dejaron ver simultáneamente y acordaron políticas y conceptos generales.
Existe una caída importante de las ventas con respecto al año tope que fue el 2014, con más de 652.000 ventas. Las razones son en algún porcentaje la saturación y en este ejercicio 2017 se agregan el mayor IVA y los impuestos a las motos de tamaños intermedios que han frenado el ‘upgrade’ que la adrenalina de la moto inyecta a cada dueño, que siempre quiere más cilindrada entre las piernas.
El estudio de los ensambladores se apoya en las cifras del RUNT, que indican que el parque de estos vehículos llega a los 7.2 millones. Sin embargo, la realidad es que los SOAT vigentes al pasado 31 de marzo son solo 3.5 millones, y esta cifra es la realidad de aparatos funcionales y legales. Por más que haya fraude o evasión, difícilmente duplicarían la población real, que fue la base del documento, que necesariamente requiere una nueva óptica y calibración si se quiere que sea real.
En el extenso e interesante documento se pasa rápidamente por encima del tema de la revisión técnico-mecánica de las motos, cuyas cifras deben ser dramáticas en materia de evasión y falsificación y, en gran medida, un enorme fracaso con profundo impacto en la seguridad vial.
El SOAT de motos es un problema muy grave, pues este documento se ha convertido en un carné efectivo para obtener la atención de las EPS, simulando accidentes. A su vez, el servicio de salud acoge estos casos con los brazos y las registradoras abiertas, pues estos reclamos los pagan las aseguradoras prácticamente de contado, a diferencia de los reintegros usuales, que pueden tardar años, cuando llegan.
El abuso y el engaño que hacen miles de personas presentado el SOAT con el pretexto de un accidente en moto ha llevado a las aseguradoras a restringir su expedición en muchas ciudades, en especial del norte del país, donde el tema se volvió rutina como sistema de acceso a la medicina. Muchos vendedores de motos tienen que obtener el SOAT para el cliente en otras ciudades y hay sobreprecios por la maniobra, que debe ser por ley expedita y obligatoria en todo el país, sin restricciones. Solo un dato: en Valledupar, por cada 100 SOAT de motos aparece un 22.5 por ciento de reclamos de atenciones médicas por supuestos accidentes de tránsito.
Hasta ahora, siempre hubo cismas y celos que impidieron que se diera una asamblea con el cuórum completo de las ensambladoras de motos colombianas, esperemos que esto de resultados en cuanto a pronunciamientos de los entes responsables.
Fuente: Revista Motor
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