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Una mayor actividad física es hoy una fortuna, una ganancia de vida cuyo valor es tan alto, que no podría equipararse a ningún bien material.Un factor relevante que hace que la gente no disfrute de manera adecuada del espacio público como calles, parques, plazas, avenidas, senderos, etc. es la falta de seguridad vial urbana.
La gente quiere salir a caminar, “bicicletear”, o patinar. Los niños también quieren jugar y disfrutar del espacio público. Pero hacen falta condiciones y acompañamiento, motivaciones esenciales para activarse físicamente.
La seguridad vial urbana debe ser plan maestro para una administración. Los agentes de tránsito (o la policía) en nuestro medio parecen estar preparados para controlar y multar a infractores más que para dar apoyo y acompañamiento ciudadano. Su papel no es de facilitadores y no son así nada amigables, es su estándar común. Ese papel policivo parece ser su obsesión, de allí su impopularidad y rechazo por la sociedad civil. Cuando toca cuidar a las personas, proteger la vida se sienten menos.
Un plan de seguridad vial debe iniciar por cambiar totalmente el esquema de prioridades en el espacio público. Sin ninguna duda el privilegio lo tiene el peatón, los niños, los discapacitados, las personas mayores. La primera parte del plan obliga a una reforma radical en el esquema de intervención, educación y control en la movilidad de la ciudad a partir del factor humano, fuerte enemigo de las ciudades para la gente.
fuente: HSBnoticias.com
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