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Cuente el tiempo que deja de prestar atención a la vía mientras enciende el cigarrillo. No solo se trata del humo que vicia el aire dentro de la cabina, sino del peligro de tener fuego en las manos. En una frenada, el cigarrillo cae en los pantalones o en el asiento, el conductor empieza a saltar como un resorte para no quemarse... y descontrol total.
Al artículo 132 del Código Nacional de Tránsito prohíbe fumar en vehículos de servicio público: "El pasajero que sea sorprendido fumando en un vehículo de servicio público, será obligado a abandonar el automotor y deberá asistir a un curso de seguridad vial. Si se tratare del conductor, éste también deberá asistir a un curso de seguridad vial".
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